Te abrazo y te beso en la distancia...
Busqué el árbol más robusto. Esperando encontraro alguno que al abrazarlo, le diera a mis brazos la circunferencia más cercana a tu torso...
No lo encontré.
Pero sí encontré una sensación hacía tiempo se me había perdido.
Abracé un árbol, con tanta fuerza que pegué me cabeza al tronco, y respiré.
Sentí el latir, no del árbol, sino el mío propio.
Y cada palpitar y respiro mío fueron haciendo conciencia en mí, de mi vida. De mis sentidos, de mi ansiedad. La que se fué apagando cuando me conecté con mi corazón. Y la fibra más sensible de mi, fué tocada, y sentí un alivio y tranquilidad. Lágrimas rodaron otra vez en mis mejillas.
Añoro tanto abrazar a mi gente, a mi familia, a mi Fernando.
Pensé en todos, y lo lejos que he estado, y en cómo los días pasan a veces lentamente, a veces tan rápido y yo no he hecho por romper la distancia, con quienes tengo permitido hacerlo en estos benditos tiempos de Covid.
Los llamé con mi mente, mientras suspiraba llorando. Y como respuesta un leve viento comenzó, como murmurando entre las hojas del árbol que abrazaba que todo estaba bien. Respiré y limpié mi llanto.
Quiero que la vida me deje volver a abrazar a mis imperfectos seres queridos. Quiero que nuestros latidos se saluden y hacerles saber lo mucho que los quiero.
Quiero que esta soledad que en parte es obligada, no me gane y me deslice por la locura.
Quiero tener la paciencia y confianza necesaria para saber que pase lo que pase, se me dará esa oportunidad.
Quiero que toda inquietud en mi mente se vaya y me deje despertar y vivir mis días sin molestarme, sin importunarme ni lastimarme.
Quiero que la música resuene, con sus silencios y sonidos, que sea armónica, y no ruidosa.
Quiero volver a mi vida normal, como todos queremos que suceda.
Y quiero dar de mi cada instante lo mejor que tengo, sin esperar nada a cambio.
Tal vez continue abrazando árboles para hablar con mi planeta y sentir un poco de tanta energía que de ella emana.
Mi amado Fer, siempre estás en mi mente, y no pensé que alguien me hiciera tanta falta como ahora.
Lucho por no depender de ello. Me afano en ser individual y en mi crecimiento, tal como lo estás haciendo tú.
Cada noche beso en la distancia tu rostro, con esos miles de besitos que me gusta tanto darte.
Espero que alguno de ellos llegue contigo a través del viento, que tanto surcas y que tanto te gusta...
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